martes, 23 de abril de 2013

Senda del Poeta 2013 (Crónica)



 1ª etapa – Orihuela/Albatera (18km)

Poblaciones:
Orihuela
Redován
Callosa de Segura (esta población no colabora con la Senda del Poeta)
Cox
Granja de Rocamora
Albatera

Iniciamos la Senda del Poeta (GR-125) en Orihuela, ciudad donde nació Miguel Hernández (30 de octubre de 1910). Orihuela marcó su infancia y juventud de una forma decisiva pues inició estudios en las Escuelas del Ave María y en el colegio de Santo domingo. Ayudo a su padre en las labores de pastoreo y participó en las reuniones político/literarias de la Tahona de los Fenoll, donde leyó sus primeros poemas y conoció a Josefina Manresa, su futura esposa.
Tras pasar por Redován, donde paramos para descansar y reponer fuerzas con unas naranjas y unos botellines de agua que nos ofrecen; donde unos niños recitan poemas de Miguel Hernández. En esta localidad nació el padre de Miguel Hernández, bordeamos  Callosa de Segura, no entramos a la población por problemas políticos (el Ayuntamiento ha desistido este año su colaboración en este evento), y llegamos a Cox; donde nacen los dos hijos de Miguel y Josefina, Manuel Ramón y Manuel Miguel, aquí paramos a comer unos bocatas con unos refrescos que nos ofrecen las autoridades.
 Después de la comida y del rato de descanso seguimos caminando hacia la localidad de Granja de Rocamora y finalizamos en Albatera, en cuyo término,  se encontraba el campo de concentración donde perecieron muchos compañeros del poeta.
 En Albatera nos ceden el polideportivo para pasar la noche y nos ofrecen unos bocatas y fruta para la cena, después de la ducha correspondiente nos comemos los bocatas, al mismo tiempo que disfrutamos del concierto de música en directo y recitamos unos poemas de Miguel y otros poetas. 

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho. Dan espumas mis venas
y entro en los hospitales y entro en los algodones
como en las azucenas.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño,
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño
  porque aún tengo la vida.
Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta. 


Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España. 



¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
 

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
 
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba. 



Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.
 
 Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba. 
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
 

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
 



Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.



 2ª etapa – Albatera/Elche (28km)

Poblaciones:
Albatera
San Isidro
Crevillente
Elche 
 Salimos de Albatera caminando hasta llegar a la localidad de San Isidro, lugar donde estuvo situado el campo de concentración en el que permanecieron retenidos en trabajos forzados un gran número de compañeros del poeta en la postguerra española. 
 En esta localidad somos recibidos por un concejal que nos habla del Miguel Hernández comprometido con las ideas comunistas y republicanas, también se dirige a nosotros una señora muy mayor que dice ser familiar de Miguel Hernández; esta señora no puede contener las lagrimas y rompe a llorar lo que hace que todos los presentes le dediquemos un más que sonoro aplauso.
Después de esta pequeña parada oyendo recitar poemas de Miguel Hernández, seguimos caminando hasta llegar a Crevillente donde paramos junto a la estación del ferrocarril a comer unos bocatas ofrecidos por las autoridades.
Tras degustar estos suculentos bocatas vegetales y tomar unos cafés recitando nuevamente poemas de Miguel Hernández, seguimos el camino hasta llegar a Elche, ciudad en la que Miguel Hernández recibió su primer y único premio literario (marzo de 1931), otorgado por el Orfeón Ilicitano.
Después de la muerte del poeta, Josefina Manresa se traslada a Elche con su hijo Manuel Miguel. Aquí se dedica al trabajo de costura y al mismo tiempo velaba y protegía el legado del poeta hasta que muere en 1987. 
Asimismo, en el Archivo Municipal han estado depositados, condenados al olvido, durante 27 años los manuscritos del poeta hasta que fueron llevados al municipio de  Quesada, Jaén.
En Elche nos alojan en la Universidad Miguel Hernández donde se inaugura una exposición de fotografías sobre la Senda del Poeta, con proyección del video “Senda del Poeta 2012” realizado por estudiantes del equipo REC de la UMH, presentación del libro Senda de los poetas, coordinado por Chema Rubio y un montaje poético dramatizado: “Letanías de amor y guerra” por el grupo de teatro “Celda 1009”, formado por estudiantes de la UMH. 
  Acabados los actos poético/culturales,  cenamos y después de tomar café leyendo unos poemas de Miguel, yo me meto en mi saco y a dormir. 
Como la higuera joven
de los barrancos eras.
Y cuando yo pasaba
sonabas en la sierra.


Como la higuera joven,
resplandeciente y ciega.


 Como la higuera eres.
Como la higuera vieja.
Y paso, y me saludan
silencio y hojas secas.

Como la higuera eres
que el rayo envejeciera.


 3ª etapa – Elche/Alicante (22 km)

Poblaciones:
Elche
Rebolledo
Alicante
Después de desayunar salimos de Elche como hasta ahora lo hemos hecho por la senda de Gran Recorrido (GR-125). Tras recorrer unos 17 kilómetros aproximadamente llegamos a Rebolledo (barriada alicantina), paramos  a comer y a descansar un rato. La comida, como ya es habitual, es de bocatas, la famosa bolsa de avituallamiento, con el bocadillo, el botellín de agua y la pieza de fruta.

Después de este merecido descanso y de reponer fuerzas, salimos hacia Alicante ciudad donde Miguel Hernández muere (en la cárcel, el día 28 de marzo de 1942). Durante su estancia en ella, escribió sus últimos poemas de “Cancionero y romancero de ausencias”, y en las dependencias de la enfermería de la cárcel contrajo matrimonio con Josefina Manresa días antes de morir.

Cuando faltan cinco kilómetros escasos para llegar a la puerta del cementerio, donde reposan los restos del poeta, junto a los de Josefina Manresa y su hijo, los participante de esta marcha empezamos a avanzar a un ritmo muchísimo más rápido que hasta ahora habíamos llevado, empieza a sentirse la presencia del poeta y los aquí congregados estamos deseosos de llegar junto a él y rendirle el homenaje que se merece.

Finalmente llegamos a la tapia del cementerio (que tantas ejecuciones ha visto), hay preparada una pancarta con una única frase “La Senda del Poeta”, aquí los que van en cabeza de la marcha casi sin parar la recogen del suelo y con un paso mucho más firme y decidido avanzan provocando en el ambiente una emocionante sensación que rompe en fuertes aplausos que a más de a uno le pone la piel de gallina y a otros se le humedecen los ojos.

Una vez junto a la tumba del poeta, (los clásicos discursos de los políticos de turno), vino lo interesante cuando una chica de EEUU nos recitó Vientos del Pueblo en inglés; lo curioso de esto es que no se dijo en ningún momento lo que iba a recitar pero todos supimos de qué se trataba.

Después de esto nos intercambiamos correos y teléfonos para seguir más o menos en contacto. Me despido de todo el mundo y sobre todo de los monitores, que francamente lo han hecho muy bien, ¡enhorabuena!

Yo, por mi parte, tomo el autobús hasta la estación del tren que me llevara a Murcia. 
 Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?


No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.
 




Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?



Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.

Ausencia en todo veo:
tus ojos la reflejan.

Ausencia en todo escucho:
tu voz a tiempo suena.

Ausencia en todo aspiro:
tu aliento huele a hierba.

Ausencia en todo toco:
tu cuerpo se despuebla.

 
Ausencia en todo pruebo:
tu boca me destierra.

Ausencia en todo siento:
ausencia, ausencia, ausencia.

He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.
 

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.
 

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.
 


Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.
 

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.

Frontera de lo puro, flor y fría.
Tu blancor de seis filos, complemento,
en el principal mundo, de tu aliento,
en un mundo resume un mediodía.
Astrólogo el ramaje en demasía,
de verde resultó jamás exento.
Ártica flor al sur: es necesario
tu desliz al buen curso del canario.




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