Datos de la etapa:
Km. Etapa: 75,36
Km. Total: 248,54
Tiempo en movimiento: 4 h 48 m
Tiempo total etapa: 8 h 43 m
Velocidad media: 16,2 km/h
Velocidad máxima: 49 km/h
Desnivel acumulado + 608 m
Desnivel acumulado – 1.048 m
Altitud máxima: 490 m
Altitud mínima: 26 m
Frecuencia cardiaca media: 120 bpm
Frecuencia cardiaca máxima: 150 bpm
Cadencia media: 63 rpm
Cadencia máxima: 125 rpm
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Homenaje a Aquilino Ribeiro. Viseu
Como de costumbre, nos levantamos bien temprano y comenzamos a organizar las alforjas. Con todo preparado, nos acercamos a una confitería para desayunar, pero está cerrada. Justo enfrente hay una gasolinera donde sí podemos desayunar. El desayuno está incluido con el alojamiento, así que no hay que preocuparse por eso.
Desvío para bicicletas
Tras el desayuno, recogemos todos los bártulos, los montamos en las bicicletas, nos despedimos y damos comienzo a la etapa de hoy. Y, cómo no, lo hacemos bajo una densa cortina de agua. Pedaleamos así hasta Tondela, donde aprovechamos para sellar el pasaporte y tomar un tentempié, con la esperanza de que la lluvia cese. Pero no hay suerte. Tras un buen rato de espera, decidimos continuar a pesar del mal tiempo.
Misión imposible
Seguimos bajo la lluvia hasta llegar a Santa Comba Dão, donde también sellamos. La salida de esta población resulta de lo más surrealista: la carretera N2 se convierte de pronto en una autovía, y nos desvían por unos caminos impracticables para bicicletas. Incluso tenemos que cargar las bicis entre dos para superar unas escaleras empinadas. Avanzamos unos pocos kilómetros y, al ver que el nuevo desvío es por un sendero embarrado, decidimos continuar por la autovía un tramo más. Después de unos tres kilómetros, por fin regresamos a la N2.
Misión imposible II
Dejando atrás estos obstáculos, pedaleamos unos kilómetros hasta llegar a las inmediaciones de Penacova. Antes de cruzar el río, paramos en un bar para tomar algo que, dadas las circunstancias, hace las veces de comida. Tras el descanso, Dani enciende el GPS para guiarnos hasta el alojamiento, que, en realidad, no está en Penacova, sino en Ronqueira, un barrio perteneciente a dicha población.
Paramos a tomar un bocado
Accedemos a la vivienda mediante un código; no hay nadie que nos reciba. Lo primero que hacemos, como siempre, es curiosear el lugar. La casa es grande, con muchas habitaciones, aunque solo están habilitadas las que vamos a utilizar, junto con las zonas comunes. Nos repartimos: Enrique y yo seguimos compartiendo habitación, como en días anteriores.
Monociclos eléctricos
Después de guardar las bicicletas en la planta baja y colocar el equipaje, me doy una ducha y aprovecho para lavar algo de ropa. La tiendo y luego nos dedicamos simplemente a descansar. Hemos decidido no ir al centro de Penacova: está a unos cinco kilómetros, cuesta arriba, y el cielo amenaza con más lluvia.
Comemos antes de llegar a Penacova
Pasamos la tarde tranquilos, refugiados en el alojamiento. A eso de las siete volvemos al mismo bar donde habíamos comido, esta vez para cenar. Disfrutamos de una larga sobremesa y regresamos después al alojamiento. Ya más relajado, reviso redes sociales y, de pronto, me cae encima la realidad: hoy es el último día que comparto ruta con Enrique y Dani. Mañana ellos tomarán dirección a Coímbra y yo seguiré solo por la N2.
Tomando un bocado
Antes de dormir, y esta vez sin café, dejo escritas estas notas con cierto sabor a despedida.
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