viernes, 7 de junio de 2013

Sin bicis para todos, inauguró Nueva York su propio bicing


Una estación de bicicletas cercana al Manhattan Bridge. Foto: NYT

Hay más de 300 estaciones en Manhattan y Brooklyn, pero las zonas menos acomodadas fueron excluidas.

NUEVA YORK.- A Roe Laophermsook, un publicista de 33 años que vive en Manhattan, la vida le cambió para bien esta semana. "Antes, caminaba para ir a trabajar, o si estaba muy cansado, tomaba el subte. Ahora, voy en bici", comentó. Antes, demoraba 25 minutos en moverse de su casa a la oficina. Ahora, cubre ese mismo trecho en 11 minutos.

Roe es uno de los neoyorquinos que recibieron con los brazos abiertos la llegada de Citi Bike, el programa de bicicletas compartidas que quiere sacudir el ritmo de Nueva York. O, mejor dicho, de la mitad más coqueta de la ciudad: las 6000 bicicletas descansan en más de 300 estaciones repartidas en Manhattan y Brooklyn; los barrios más pobres, Queens y Bronx, se quedaron, por ahora, afuera.

Citi Bike, el programa de bicicletas compartidas más grande del país, fue diseñado bajo la ambiciosa premisa de generar un quiebre en la historia del transporte público en la ciudad, y, al mismo tiempo, ser un negocio rentable. Auspiciado por uno de los gigantes de Wall Street, Citigroup, el programa replicó las desigualdades que caracterizan a Estados Unidos, y que Nueva York revela todos los días en sus calles.

La ciudad no puso un solo peso para tener el nuevo método de transporte público, pero se quedará con parte de las ganancias que obtenga la compañía que lo administra, NYC Bike Share, subsidiaria de Alta, que ya desplegó programas de bicicletas compartidas en Londres, Washington, Montreal y Melbourne, entre otras ciudades. Para obtener los mejores resultados, la ciudad tomó lo mejor de algunos de los sistemas de bicicletas compartidas más exitosos del mundo. La experiencia de París sirvió, por ejemplo, para tomar medidas que eviten que las bicicletas sean robadas, mientras que la forma de pago se inspiró en la red que existe en Londres, que también tiene a un banco como patrocinador.

"Sabíamos que no podíamos empezar en todas partes a la vez", justificó a LA NACION Dani Simons, directora de Marketing y Asuntos Externos de NYC Bike Share.

"Dimos prioridad a los barrios con las mayores densidades de negocios y viviendas, que son los que generan la mayor cantidad de viajes. Así, nuestro sistema serviría a la mayor cantidad de usuarios", agregó.

En Brooklyn, por ejemplo, la empresa puso especial atención en Dumbo, un barrio a orillas del East River, entre los dos puentes más célebres de la ciudad. Allí se ven muchos ciclistas y hay un auge de pequeñas empresas. Dumbo se transformó en un rincón cool de la ciudad, con cafés, locales de ropa, bares y un barrio de emprendedores, donde florecen oficinas de arquitectos, diseñadores, publicistas o empresas de tecnología.

En Manhattan, hay hasta dos estaciones de bicicletas en una misma cuadra. Esta semana, en la calle St. Marks, en el East Village, se pudo ver una estación donde descansaban todas las bicicletas y, en la otra esquina, otra en la que no había ninguna.

Para las personas que viven en el Bronx, en Queens o en las zonas más alejadas de Brooklyn -todos barrios que, tomados individualmente, podrían ser la cuarta ciudad de Estados Unidos-, el costo de usar la red de transporte público en Nueva York tiene un costo de 112 dólares por mes, el precio de la tarjeta Metrocard, válida para los ómnibus y el subte.

Para Roe, una de las más de 20.000 personas que hasta ahora compraron una membresía de Citi Bike, el costo de viajar por la ciudad (o por una parte de la ciudad) en el sistema más joven de esa red de transporte público es, ahora, de 103,43 dólares. Al año.

"Definitivamente cambió la manera en la que me muevo por la ciudad", admitió Roe a LA NACION, después de estacionar una de las bicicletas en una de las estaciones del East Village, a pasos de su casa. Además, Roe dijo que se ahorrará el costo de adquirir una bicicleta, que tendría que cargar cuatro pisos por la escalera hasta su casa o dejar encadenada en la calle, a riesgo de que se la roben.

Para el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, el programa puede llegar a convertirse en una pieza destacada de su legado. Bloomberg, a quien se lo acusó más de una vez de no prestarles suficiente atención a los barios "periféricos" de la ciudad -Manhattan y sus millones, dicen sus críticos, capturan toda su atención- cree que las bicicletas pueden cambiar a Nueva York. Algunos de los funcionarios de su gobierno han destacado el impacto favorable que el programa tendrá en la creación de empleo, en la salud o el transporte.

Si el programa tiene éxito, la empresa prevé duplicar el número de estaciones y ampliar el radio de cobertura a una parte de Queens, más barrios de Brooklyn y todo el norte de Manhattan.

Por el momento, las estaciones cubren media isla, desde el Central Park hasta Wall Street.

Hans Wetzel, un abogado de 31 años que empezó a usar las bicicletas, dijo que espera que haya más estaciones en Brooklyn. Pero, fiel a la visión que predomina aquí sobre la concentración de la riqueza, no dio mucha importancia a las disparidades que gobiernan a Nueva York. "Toda la ciudad es una zona de ingresos altos", afirmó.

Visto en: lanacion

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